Tom Dixon iba a ser músico, por suerte no lo fue. Aficionado al
funk, al
punk y al
soul, se labró un nombre en la escena nocturna londinense como agotador
irredento e incluso como bajista de varias bandas. En la actualidad, el dice no poder parar de escuchar a los
Arctic Monkeys,
como yo. Veinte años atrás, durante el día,
Dixon manejaba su moto y sufría un accidente tras otro,
como yo. Reparación tras reparación, el diseñador fue interesándose por las piezas de su motocicleta y cada vez se introdujo más en la creación de nuevos componentes a partir de viejas estructuras, para finalmente empezar a crear objetos decorativos basados en las piezas que componían esos caballos de hierro. De ahí pasó al diseño con mayúsculas gracias a la firma
Ceppellini, para la que creó su primera obra de calado internacional: la sillas, bueno....en realidad los asientos en general.
Importantisimo....
El tipo nació en
Sfax, Túnez, un dato que a los biógrafos les encanta, pero al tipo, director creativo de
Habitat, le parece de lo más irrelevante,
como a mi. Odio ese tipo de
información....
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