En 40 Bond St. la estructura de las viviendas juega con la libertad y el espacio que proporciona el loft, manteniendo la ventilación y la luminosidad como sus ejes centrales. Por otro lado, el diseño de los muros exteriores tiene una clara inspiración en el arte urbano del graffiti. Es aquí, en la fachada, donde se detecta la aportación de Cricursa, en cuyo currículo se hallan numerosas referencias de arquitectura singular, tales como la boutique GUCCI (Hong Kong, Nagoya y Nueva York), el Kursaal (San Sebastián) o la boutique Prada (Tokio), en la que también tuvo ocasión de trabajar con el estudio suizo.
La combinación del vidrio y el metal pulido, de acuerdo con Ascan Mergenthaler, socio de Herzog y de Meuron, puede "hacer que la estructura parezca como si se disolviera."
En contraste con esta red, los tipos disegnaron un ingreso con una celosía de aluminio cuyas exuberantes lineas curvas referencían a los motivos tradicionales de hierro forjado que aunque parecen ser alqo que Gaudí podría haber imaginado, derivan de placas de graffitis contemporáneos, hibridizados por computadora. Este patrón se repite en los paneles de acero inoxidable que enmarcan la entrada del edificio y en las paredes de madera y Corian que enmarcan el lobby.
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