Controvertido, maniático, visionario, ecléctico, magnate del buen gusto, perfeccionista, vanidoso.
Adentrarse en el universo Lagerfeld es encontrarse con multitud de peculiaridades, huye de homenajes y retrospectivas, su adicción al trabajo es tal, que no concibe el concepto ‘vacaciones’ y mucho menos en la playa, cuando no disegna, toma fotos o publica libros, y se plantea su vida de seis en seis como las colecciones. Y es que Karl, no cree en la frase, cualquier tiempo pasado fue mejor, su visión se centra en el presente-futuro.
Se compra los zapatos un número más pequeño y duerme con camisas de lino hechas a medida, también cuentan que tira su ropa interior después del primer uso. Sus básicos son las americanas, camisas, y pantalones slims y en cuanto accesorios, mitones en todas las versiones, gafas de sol y joyería variada, cada día al vestirse cambia su combinación de anillos, forma parte de su ritual diario, parece que últimamente ha dejado un poco de lado el abanico, que tan asociado se tenía a su figura.
La fotografía es otra de sus pasiones, además de disparar a prestigiosos modelos para sus propias campañas, y celebrities de medio mundo, véase Jack Nicholson o Nicole Kidman, fotografía para otros, habiendo publicado para infinidad de importantes revistas, o publicidad de otras marcas como para el nuevo Audi R8. Hasta se ha prestado en ocasiones él mismo como modelo, posar tampoco se le da mal, creo que sabe cual es su lado bueno, como lo hizo para la ya mítica campaña del gigante sueco H&M en 2004, o para una francesa de seguridad vial, chaleco reflectante incluido.
Uno de sus últimos shootings, más comentado, fue el realizado para Dior Homme by Kris Van Asche, donde el surfero reconvertido a modelo Marloon Teixeira posó para el objetivo del Ká.
De la misma manera y con el mismo tesón que lleva vistiendo a señoras y caballeros de medio mundo, ha vestido a Barbie & Ken coincidiendo con los muy bien llevados 50 años de la archiconocida muñeca y su compañero de batalla, también ha vestido a su imagen y semejanza al entrañable Teddie Bear, es de todos bien sabido que el Káiser tiene mucho amor propio, y no es de extrañar, viendo que como buen Rey Midas, todo lo que toca, se convierte en oro, y si no que se lo digan al trio británico Metronomy, que desde que Karl los abanderó (vestidos, fotografiados y sonando en los desfiles del ká) han visto como se han mejorado sus ventas, y dígase de paso, su imagen considerablemente. Este mismo año ha tapado las caras de famosísimas tops con bolsos printeados con la suya, lo de la visión subliminal lo deja para otros, Karl marca cada uno de sus diseños con firmas de su estilo, ningún detalle se le escapa, nada es azaroso, todo tiene su sello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario