Ojalá nunca necesités escapar de vos.
Ojalá estar con vos nunca te sea insoportable, ni necesites callar el ruido para no escuchar todo lo que tenés que para decirte.
Ojalá que todo lo que tenés para decirte hace tiempo en lugar de hacer ruido haga canciones y la conversación postergada al fin sirva para crecer.
Ojalá te mires al espejo y te agradezcas todo por lo que luchaste, todo lo que amaste y todas las veces que te levantaste de nuevo aún cuando te dolía el corazón.
Ojalá nunca necesités llenar espacios para distraerte de lo importante.
Ojalá te des cuenta que en la vida no hay vacíos, solo hay espacios que necesitan a volver a tener luz.
Como en las casas cuando todo está saturado, sacamos un mueble viejo lleno de polvo y la pared blanca ilumina todo otra vez.
No hay lugares vacíos, hay lugares que necesitan aire.
Ojalá ames profundamente tu compañía, el bailecito que hacés camino a poner la pava para el mate, la mueca que hacés cuando estás por empezar a hacer algo que te guste.
Ojalá ames hacerte bolita en la cama y en lugar de maquinar problemas puedas empezar a soñar con lo que está por venir.
Y si alguien te acompaña en este lío, alguien te ama también, te cuida, te hace más lindos los días, entonces que ese alguien también ame estar consigo mismo, que esa persona también tenga su paz.
Nada más lindo en el mundo que encontrar esa sensación de música y querer que alguien más la escuche.
Ojalá nunca necesités escapar de vos.
Y si a veces el mundo se pone raro y necesitás huir, vos seas tu primer destino.
Tu primer refugio.
